miércoles, 6 de noviembre de 2013

Dolor y silencio (I)


Rasgado en dos, cual árbol partido por el viento,
se mece mi cuerpo en la tempestad de la vida
de un lado hacia otro, sin detenerse un momento.

A veces gravito hacia la esperanza perdida
como un perro abandonado que ronde su casa
buscando migajas en la mañana dormida.

Otras, me canso de ser de los fuegos la brasa,
los restos que quedan en la herida supurando,
el rápido resplandor que entre los rayos pasa.

Entre estos dos seres, dos corazones andando:
uno grita en dolor, otro buscando el silencio
y un ronco y atroz rugido artero resonando.

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