viernes, 23 de noviembre de 2012

Opus 133 (4.- Lo Real - 3)


Anteriormente en Opus 133


  La noche del veintidós de enero del ochenta y cuatro, agentes de la CIA asaltaron la casa del señor Füller haciéndose pasar por unos simples ladrones. La espía fue eliminada. Para reducir al mínimo los daños colaterales tuvimos que dejar inconscientes al resto de habitantes de la casa. La niña fue mandada a un orfanato y a su padre se le dijo que había fallecido. La agencia siempre busca tener un seguro, y en caso de que la fructífera colaboración que manteníamos se hubiera roto en algún momento… Bueno, la niña no estaría ahora mismo ahí sentada.

  ¿La ve? Su nombre real es Emily Füller. No grite, no puede oírle con todas las drogas que le hemos suministrado. Por favor déjeme continuar con la historia. No nos obligue a drogarle a usted también.

  Bien, ahora que ya está más calmado permita que prosiga. Tras la eliminación de la agente bolchevique los genes de la familia Füller dieron un paso al frente, por así decirlo, y el hijo desarrolló la misma enfermedad que había tenido el padre. A pesar de todos nuestros intentos por ayudarle, el señor Füller intentó suicidarse en un par de ocasiones. Por suerte para todos, nunca alcanzó su objetivo. Tan desesperado estaba que fue objeto de acalorados debates en las más altas esferas. La gravedad de su estado era evidente, pero usted mismo nos proporcionó la solución perfecta.

  Aún recuerdo aquella mañana que usted apareció en mi despacho diciendo que quería ser el sujeto número uno en la fase de experimentación. No nos quedó más remedio que aceptar, señor Füller. Desde ese mismo momento usted asumió todos los recuerdos y la vida de Joseph Bergman, agente de seguros, un hombre bastante mediocre que había fallecido en un accidente aéreo de poca importancia.



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