viernes, 2 de noviembre de 2012

Opus 133 (3.- La Gran Fuga - 7)



  Me puse completamente pálido en aquel momento y tuve que pedirle algo de beber para soportar aquello. Sin duda era mi sueño lo que me había llevado hasta allí, pero ¿por qué?

  Ella salió del camerino para buscar un vaso de agua y yo me quedé solo unos momentos. No pude resistirme a la tentación de coger de nuevo la fotografía y observar al hombre que ella aseguraba que era su padre. Y entonces me fijé. La firma, esa maldita firma. Era una letra enrevesada, pero yo no podía dar crédito: era mi maldita letra. Pero lo peor de todo no era eso, dos personas pueden tener una caligrafía similar. Lo peor de todo era que el nombre que figuraba en la firma era "B. Füller”.

  Cogí de inmediato un trozo de papel de la libretita que llevo siempre encima y le escribí el nombre de mi hotel y el número de mi habitación. Me tenía que ir de allí, no era capaz de asimilar nada de eso. Era todo tan terriblemente ilógico…

  Pero ahora creo que tengo la solución, sé que ella vendrá a buscarme, lo sé, al igual que sé que yo conozco a esa niña, al igual que sé que yo amé a su madre, al igual que sé que yo soy su padre…

  Llaman a la puerta, tiene que ser ella.



Fin de la tercera parte




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